LO QUE TODOS VEN, PERO NADIE MENCIONA

LO QUE TODOS VEN, PERO NADIE MENCIONA

Colombia reúne 3.794 reinados anuales, esto lo posiciona como uno de los países con más eventos que exaltan la belleza e inteligencia de la mujer en el mundo. Esto para muchos suena como un gran logro, pues son más “oportunidades” para que las mujeres de nuestro país salgan a lucirse. Sin embargo, más allá de las pancartas alusivas a las jóvenes y los festivales que acompañan con música y carrosas despampanantes (ideal para las que cuentan con dinero de sobra), estos eventos son más exigentes de lo que normalmente se piensan.

En su mayoría las mujeres colombianas sueñan convertirse en reinas, ya sea de la yuca, guayaba o lo que para ellas represente un logro. La otra parte que no concursa apoya a su amiga o compañera, haciendo participación indirecta de los reinados. A todo esto, es importante tener en cuenta la cultura que se nos ha implantado desde que somos chiquitas y cómo la voz que hemos regado como lluvia que desborda ríos ha funcionado en pro de no utilizar nuestro cuerpo como elemento de entretenimiento.

De primera mano, los reinados son inculcados desde que somos pequeñas, idealizándolos como un “sueño americano”, sin embargo, todo no es color de rosas. Para poder participar en un reinado, pequeño o de gran alcance, más que disciplina, el sacrificio es el primero en lista, pero no adornemos esta palabra. Muchas participantes, para lograr su ideal, se encaminan por el mundo de las dietas, que no es malo si se hace con el acompañamiento adecuado, a su vez, en planes de ejercicio para poder materializar su imagen de belleza física. Otras optan por operaciones y “arreglitos” con diferentes sustancias que son inyectadas en sus rostros.

No considero que lo anterior sea malo en su totalidad, pues son simples servicios que brindan seguridad en las mujeres y también en cualquier persona que decida llevarlos a cabo. Por el contrario, es sinónimo de resiliencia que hoy en día las mujeres no se avergüencen de las decisiones que han tomado frente a sus cuerpos y a su vez, se sientan orgullosas y cómodas. Sin embargo, esto tiene un trasfondo del que no se habla mucho o desafortunadamente no se tiene mucho conocimiento. Los trastornos alimenticios muchas veces van de la mano con los reinados, las dietas y el ejercicio extremos junto con la dismorfia corporal, son diferentes elementos que se unen a las jóvenes en este camino por el título a la más bella.

Algunas agencias se encargan de dañar psicológicamente con frases que, para mí son insultos: “estás muy gordita, ve al gimnasio” “ese cuerpo no te ayudará” “tienes mucha barriga” “tu piel está muy feita”, entre muchas otras frases. Lo más usual es que empleen diminutivos para que estas palabras no se escuchen “tan mal”, sin embargo, aquellas frases destrozan a cualquier persona que sea receptor de ellas. Tratar de alcanzar estándares e ideales para poder asemejarnos a las mujeres más bellas del mundo es un camino agotador que desgasta física y mentalmente, al mismo tiempo, puede conllevar al suicidio de algunas.

Algo que no se puede quedar por fuera es el famoso “dinero por debajo de cuerda”, el cual es muy común en los reinados. No me sorprende el hecho de rechazo a estos certámenes por parte de muchas mujeres pues, aunque algunas se esmeran en financiar sus trajes, invertir en gimnasios y dar lo mejor de si para poder alcanzar sus objetivos desde el punto más sano y consciente, algunas toman el camino menos riguroso y los padres o preparadores alientan y financian para llevar a cabo el acto que lastima a las demás que participan con tal inocencia.

Tristemente, esforzarse desde el pensamiento de un ganador justo no es siempre el camino ideal. La corrupción está presente en cualquier ámbito y aun más el colombiano. En un país con problemas sociales tan marcados, utiliza los festivales y concurso de belleza para entretener al pueblo y/o televidentes, a su vez, ayudan a la buena imagen del gobernante a cargo u organizador, tapando con una cobija invisible, cosas más turbias de las que hablamos hoy.

Las mujeres que decidan participar en certámenes deben enfrentarse a ciertas espinas que siempre estarán presentes. No dejarse llevar por la tentación del dinero, ni el cuerpo idealizado que hemos construido a partir de los estereotipos con los que hemos crecido, es una tarea ardua pero que se puede mejorar con acompañamiento profesional e ideal. No podemos satanizar a los reinados, sino cambiar esa perspectiva que vemos como correcta cuando en realidad quebranta a la joven concursante con un sueño inocente.

 

 

Fuentes

 

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